Hallaron una cuarta meninge. Podría ser clave para el estudio de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la esclerosis múltiple.
A esta altura del partido de la humanidad, la anatomía humana sigue dando sorpresas. Esta vez, un paper de la revista Science reportó el hallazgo de investigadores daneses y estadounidenses de una nueva meninge, la cuarta encontrada alrededor del cerebro, cuyo rol en el buen funcionamiento del sistema nervioso central parece tan simple como indispensable: filtrar el líquido cefalorraquídeo, separando las partes “limpias” de las “sucias”.
La meninge se llama SLYM, las siglas de subarachnoid lymphatic-like membrane (membrana subaracnoidea de tipo linfático), un tipo de estructura celular que definieron como “fina”, aunque en su forma les es conocida por otras membranas similares que hacen de barrera protectora en órganos como el corazón y los pulmones.
SLYM, sin embargo, es una capa meníngea original, distinta de las otras tres conocidas hasta ahora, consignaron los expertos de la facultad de Salud y Ciencias Médicas de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y del Centro Médico de la Universidad de Rochester (Estados Unidos).
Igual que las otras meninges, su función es proteger, pero de un modo muy específico, que es filtrando (como un purificador de agua) el líquido cefalorraquídeo que rodea el cerebro.
Un filtro para la buena actividad neuronal
En el paper, titulado “A mesothelium divides the subarachnoid space into functional compartments” y publicado esta semana en la prestigiosa Science, los autores explican con dedicación el alcance detalladísimo que ofrece este filtro, capaz de retener partículas de hasta 3 kilodaltons, la unidad de masa atómica común en estos casos.
No es un filtro de café o de agua, desde ya. Un kilodalton son mil daltons. Y un dalton es la duodécima parte de la masa de un átomo de carbono 12 (en su estado fundamental). Pasar 3 kilodaltons a gramos requiere escribir varias decenas de ceros detrás de la coma.
Para dimensionar la importancia que este hallazgo podría tener en el futuro basta decir que algunas de las más severas enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, por ejemplo) se sostienen en la acumulación de ciertas sustancias que en equilibrio son funcionales a las neuronas y su entorno, pero en exceso resultan tóxicas.
Dicho en forma coloquial, “ensucian” el entorno. Obstaculizan el correcto funcionamiento de una maquinaria compleja y delicadísima.
El rol de una membrana como esta, en definitiva, es central. Y ni hablar de los efectos si no funcionara adecuadamente.
Soldados y murallas del cerebro
Por cierto, es “tan angosta como el ancho de un célula”, graficó Alejandro Andersson, médico neurólogo, director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA).
Andersson, un didáctico entusiasta de su campo de trabajo, detalló las distintas estructuras que protegen el sistema nervioso central, compuesto por “nuestro cerebro, el tronco cerebral, el cerebelo y la médula espinal”, ya que “están aislados y protegidos del exterior, así como del resto de nuestro cuerpo”.
Es como un fuerte con distintas barreras de protección: “La primera línea de defensa la tienen los huesos, el cráneo, la estructura rígida. En un segundo nivel de protección y envolviendo el sistema nervioso están las membranas llamadas meninges”.

Según dijo, “hay una primera meninge dura, que es la ‘duramadre’, y otras dos más blandas, conocidas como ‘leptomeninges’, que son la ‘aracnoides’ y la ‘piamadre’”.
A los inquietos de estos temas les interesará saber que también hay “un conjunto de células y glóbulos blancos capaces de atacar los agentes invasores que podrían causar un daño”, y, además, “una defensa química y estructural que impide que sustancias químicas y agentes potencialmente peligrosos puedan complicar al sistema nervioso”.
La última se llama “barrera hematoencefálica, y separa la sangre de las venas y arterias del líquido cefalorraquídeo”.
La novedad, ahora, es que ese líquido, que vehiculiza el oxígeno y los nutrientes por todo el sistema nervioso, sería “tratado” (filtrado) por una nueva y muy delgada membrana anatómica.
Según dijo, “hay una primera meninge dura, que es la ‘duramadre’, y otras dos más blandas, conocidas como ‘leptomeninges’, que son la ‘aracnoides’ y la ‘piamadre’”.
A los inquietos de estos temas les interesará saber que también hay “un conjunto de células y glóbulos blancos capaces de atacar los agentes invasores que podrían causar un daño”, y, además, “una defensa química y estructural que impide que sustancias químicas y agentes potencialmente peligrosos puedan complicar al sistema nervioso”.
La última se llama “barrera hematoencefálica, y separa la sangre de las venas y arterias del líquido cefalorraquídeo”.
La novedad, ahora, es que ese líquido, que vehiculiza el oxígeno y los nutrientes por todo el sistema nervioso, sería “tratado” (filtrado) por una nueva y muy delgada membrana anatómica.
Fuente: Clarin