El queso feta es mucho más que esa pasta viral (ya la conoces). Nuestras recetas favoritas de queso feta van desde la ensalada griega clásica hasta las frittatas comunes: el queso desmenuzable y vigorizante agrega un sabor salado y salado a todo lo que toca. Las posibilidades de textura son casi infinitas: al igual que el halloumi y el paneer, el queso feta resiste el calor: cubra las tablas con sésamo y conviértalo en un plato principal digno de un cuchillo de carne, o fría los cubos para hacer picatostes de ensalada crujientes. O pruébalo en el procesador de alimentos para que quede suave y cremoso, ideal para mojar o untar. Y no subestimemos el poder de algunas migajas para mejorar cualquier ensalada. Ya sea que necesite un aperitivo de última hora (no hay nada más fácil que las aceitunas marinadas y el queso feta), un plato principal apto para la noche entre semana (queso feta desmenuzado sobre muslos de pollo asados con harissa) o incluso un postre (está bien, tal vez no) , un bloque de queso feta es su respuesta adaptable. Y sí, también tenemos nuestra propia versión de esa pasta feta horneada.
Una última nota: para la mayoría de estas recetas, recomendamos usar queso feta en salmuera, que es más fresco y sabroso que las tarrinas previamente desmenuzadas. Bien, vamos a ello:
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